"no creo que podría hacer algo como eso…"
- Jan 1
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en un mundo donde la duda y la deferencia a la “autoridad” son la norma, es fácil sentir que no somos los indicados para el trabajo. pensamos que nos falta la incalculable, pero obviamente “necesaria” cantidad de conocimiento, experiencia o certificación para contribuir de manera significativa a una causa. a menudo escuchamos los mensajes de la sociedad, los medios y otras llamadas “figuras de autoridad” que refuerzan nuestras deficiencias percibidas: necesitas más títulos, más dinero, más validación de tus pares para hacer una diferencia. estos mensajes se incrustan tan profundamente que se convierten en parte de nuestra narrativa interna, haciéndonos sentir no calificados o demasiado insignificantes para hacer algo por los demás, incluso cosas que hacemos cómodamente y con confianza por nosotros mismos.
la verdad es que no necesitamos ser perfectos para ser útiles. de hecho, nadie que haya hecho una diferencia significativa en este mundo ha sido “perfecto”. la perfección es un mito diseñado para mantenernos atados a estándares externos que no definen verdaderamente nuestro valor o potencial. entonces, ¿qué es lo que realmente nos detiene de entrar en nuestro poder y contribución?
las raíces de la duda: inteligencia emocional y presión social
en el fondo del problema hay una mezcla de fuerzas emocionales y sociales—propaganda, narrativas dominantes y traumas personales—que nos hacen sentir impotentes. desde niños, se nos enseña a mirar a las figuras de autoridad externas para validación (y a menudo recibimos desdén o invalidación en su lugar), y a medir nuestro valor según lo que otros piensen de nosotros, las calificaciones que nos den, los títulos que nos otorguen. estas prácticas se vuelven tan rutinarias que se interiorizan profundamente, especialmente en un mundo que prospera a base de la comparación y la competencia, donde el éxito se mide con frecuencia por marcas externas como títulos, grados o riqueza material.
esta presión social y el condicionamiento mental hacen que muchos se sientan insignificantes o indignos en su núcleo, y esta creencia subconsciente puede manifestarse en la vida diaria. las experiencias que hemos enfrentado—ya sea un fracaso percibido, rechazo abierto o simplemente ser pasados por alto—pueden agravar estos sentimientos. comenzamos a creer que somos “demasiado pequeños” para hacer un impacto, que nuestros dones son demasiado ordinarios, o que no somos lo suficientemente competentes en ellos para ayudar a otros.
pero aquí está la verdad: estás completamente capacitado para servir a tus hermanos y hermanas con honor.
recordando a tu creador: soberanía y propósito
en el nivel más profundo, tu valor proviene de algo mucho más profundo que cualquier cosa que la sociedad o sus estructuras puedan ofrecer. fuiste creado con un propósito. tus derechos, tu soberanía y tu llamado provienen de algo más grande que las narrativas de poder y control que nos imponen. este es un cambio radical de perspectiva que puede ayudarte a liberarte de las cadenas de la validación externa y reclamar tu verdadero poder.
vivimos en un mundo que a menudo despoja a las personas de su soberanía alimentándolas con mentiras sobre quiénes son y de qué son capaces. pero la verdad es que tu autoridad proviene de tu interior—de tu Creador que te diseñó con propósito. ningún poder externo o sistema puede quitarte eso realmente, solo engañarte para hacerte creer que lo hizo. la fuerza y la sabiduría necesarias para cumplir tu llamado no siempre se manifiestan de inmediato—por lo general, una buena parte viene a lo largo del viaje. así que la pregunta no es si tienes suficiente autoridad, sino si darás un paso adelante para comenzar a usarla.
las prácticas diarias de la soberanía
reclamar tu soberanía requiere más y menos que un cambio de paradigma; exige una práctica diaria e intencional. estas prácticas pueden verse de manera diferente para cada uno, pero todas comienzan con las mismas acciones fundamentales:
autoconocimiento: entiende tus fortalezas, tus debilidades y, lo más importante, tus dones. tómate un tiempo para reflexionar sobre lo que naturalmente traes al mundo y cómo eso puede servir a los demás. sé honesto tanto contigo mismo como con los demás cuando entregues estos talentos; preséntate auténticamente y actúa de buena fe; ¿quién podría pedir algo más?
coraje: desafía las creencias limitantes inculcadas por el entorno que te formó. recuérdate a ti mismo a diario que no necesitas la licencia ni el permiso de nadie para actuar de acuerdo con tu propósito. comienza con pequeños pasos—quizás ofreciendo una mano amiga a un vecino o compartiendo tus habilidades en un proyecto comunitario.
servicio: el paradigma que abarca la sociedad paralela se basa en la idea de apoyo mutuo y contribución. no estás solo en tu viaje, y la fuerza colectiva de la comunidad se construye sobre la voluntad de cada individuo de dar lo que puede, cuando puede. ya sea que veas tu contribución como grande o pequeña, importa. no esperes permiso—comienza ahora, con la oportunidad que se te presente. el simple acto de presentarse marca la diferencia.
amor propio y compasión: el trabajo de reclamar nuestra soberanía requiere bondad hacia nosotros mismos. no tendrás todas las respuestas, y está bien. no dejes que el miedo a la imperfección te detenga. nuestro viaje es sobre el progreso, no la perfección—y estamos aquí para apoyarnos mutuamente en la renovación del ser, de la comunidad; en realidad, de vivir en la tierra.
entrando en tu poder: el llamado a la acción
este es el punto de inflexión. tienes el poder, la soberanía y el propósito dentro de ti. la pregunta ahora es: ¿elegirás pararte en él? ¿ofrecerás tus dones, tus habilidades, tus fortalezas a la comunidad, sabiendo que tu contribución es parte de un movimiento más grande?
el mundo que estamos construyendo—nuestro mundo paralelo—que prospera en la conexión, la colaboración y el respeto mutuo—necesita lo que solo tú puedes ofrecer. no esperes permiso. no esperes que alguien más te “califique”. empieza donde estás, con lo que tienes. cada pequeño acto de servicio, cada don compartido, suma a la fuerza colectiva de este nuevo mundo, y te estamos infinitamente agradecidos.
conclusión: soberano, significativo y llamado
recuerda, no estás vivo ahora por accidente. tu vida, tus experiencias, tus fortalezas son parte de un propósito más grande. la soberanía que posees es un regalo—uno que ninguna fuerza externa puede quitarte. mientras das el paso hacia tu rol dentro de la sociedad paralela, no necesitas esperar validación externa ni que alguien te diga que estás “listo”. eres suficiente—y siempre lo has sido.
entonces, ¿qué te detiene? da el primer paso. ofrece lo que tienes. y recuerda: no necesitamos perfección. necesitamos tu presencia única y esencial.
los calificados no son llamados. los llamados son calificados. da un paso hacia to poder. //
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